Las gafas de sol son uno de los accesorios más cotidianos en nuestra vestimenta, sobre todo ahora que nos vamos acercando al verano. Aunque su función principal sea proteger nuestros ojos de los rayos solares, es cierto que también cumplen con una clara misión estética.
¿Está justificado siempre su uso? La respuesta es no, y es que hay ciertas normas de educación y protocolo que deberemos seguir si queremos dar una impresión positiva con las personas que nos rodean. Unas simples gafas de sol pueden hacernos parecer prepotentes, altivos o dejados, así que es importante conocer las reglas básicas para usarlas.
No hay que usar gafas de sol en lugares cerrados
Parece una perogrullada, pero solo hay que salir alguna noche para ver cuántas personas llevan gafas de sol.
De hecho, jamás deberíamos llevar puestas unas gafas de sol en cuanto crucemos el umbral de una puerta, ya sea en una casa privada, en un restaurante o en una iglesia.
Como siempre, toda norma tiene su excepción, y esta es, básicamente, la salud. Las gafas están autorizadas si alguien tiene lesiones oculares o alguna enfermedad que le impida ver bien sin ellas.
Uno de los ejemplos más claros lo tenemos en el director de cine Pedro Almodóvar, quien no puede soportar las intensas luces de los flashes porque sufre fotofobia y se presenta en todas las galas con gafas negras para combatir las migrañas.
Las gafas en los eventos de etiqueta
La verdad es que no es muy apropiado llevar gafas de sol cuando vestimos de etiqueta, pero si hay que llevarlas, que sean elegantes y discretas, no con cristales espejo polarizados en azul.
Tampoco hay que ponérselas nunca en la cabeza a modo de diadema ni colgarlas del cuello de la camisa. Y en la comida posterior, es de mal gusto dejarlas sobre la mesa del restaurante, recordemos que en la mesa solo se dejan los utensilios que vamos a utilizar para comer.
No usar gafas de sol al hablar con otra persona
Cuando nos presentan a alguien, debemos quitarnos las gafas de sol para mostrar respeto, pues para nuestra cultura es importante la mirada durante una conversación.
Así mismo, al saludar, aunque sea en la calle, es una norma de cortesía el quitarse las gafas para poder hablar con esa persona.
Si por el motivo que fuera nos quitamos las gafas, atención a mordisquear las patillas ni andar abriéndolas y cerrándolas. Nuestro lenguaje no verbal transmitirá que estamos incómodos, nerviosos o con ganas de irnos.
Licenciada en Periodismo por la Universidad San Pablo CEU- Madrid. MBA en Protocolo Institucional, Producción y Gestión de Eventos. Escuela Internacional de Protocolo y Máster en dirección de entidades deportivas. Ha trabajado en varios medios nacionales como periodista y responsable de las publicaciones de protocolo y etiqueta. En 2017 fundó Little Etiqueta y es docente del área de Organización de eventos de nuestra escuela online ESAH – EstudiaHosteleria.com Puedes consultar toda nuestra oferta formativa de cursos y másteres en nuestra web.
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