Dentro del mundo de la organización de eventos y protocolo en la mesa, la historia y sobre todo su conocimiento nos brindan información importante para conocer costumbres y rituales no solo de España sino de otros sitios, que dejaron un legado importante. Por ello en esta ocasión os traemos un post para el blog de ESAH cuando menos curioso, al adentrarnos en las costumbres del emperador azteca Moctezuma.
El emperador Moctezuma (1466 – 1520), gobernante de la ciudad mexica de Tenochtitlan, contaba con un ceremonial muy riguroso a la hora de comer y demostró estar muy adelantado a las normas de conducta que se aplicaban en la Europa de su época.
Por ejemplo, nadie podía verle ni hablarle mientras comía, se lavaba las manos (costumbre extraña en la época) y siempre comía solo.
Además su mesa se vestía siempre con manteles y la comida se servía en vajillas de barro muy finas debajo de las cuales se ponían pequeños braseros para que la comida se mantuviese caliente.
El historiador español Bernal Díaz del Castillo dedicó gran parte de su vida a investigar las costumbres y forma de vida de este mexicano que terminó su reinado con la llegada de Hernán Cortés.
Díaz del Castillo relata por ejemplo que cuando el clima era frío, los sirvientes del emperador prendían hogueras en el salón con cortezas de árbol que no hacían humo. Además, para que la temperatura excesiva no molestase a Moctezuma, se solía colocar delante de él un biombo labrado con ídolos de oro.
A la hora de almorzar, el emperador se sentaba sobre pieles blandas ante una mesa baja realizada del mismo material que los asientos. Cuatro mujeres limpias le ofrecían cuencos para que se lavase las manos y le traían tortillas calientes.
Cuando Moctezuma terminaba de lavarse se colocaba en la puerta una puerta pintada en oro para que nadie le viese comer salvo cuatro ancianos de su confianza. Al terminar su comida, el emperador le ofrecía a cada uno de ellos el plato que más le había agradado.
La peculiar vajilla utilizada para presentar los platos del emperador eran de barro de Cholula de color rojo y negro y se utilizaban tan solo una vez. Se cuenta que se presentaban más de trescientos platos colocados en pequeños braseros individuales y presentados por jóvenes indígenas de la nobleza.
Cuando Moctezuma tenía ganas de diversión hacía llamar a una especie de bufones indígenas que le bailaban y cantaban.
Al finalizar de comer, regresaban las mujeres para levantar la mesa, lavar las manos del emperador y ofrecerle una pipa con la que iniciaba su sobremesa.
Moctezuma era un hombre de poco comer y muy disciplinado. El refinamiento de sus costumbres era el reflejo de un grado muy alto de cultura y calidad espiritual.
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