Según la ONU, la sostenibilidad ambiental consiste en asegurar que las generaciones futuras tengan recursos suficientes para tener la misma calidad de vida o mejor que las presentes, poniendo el foco en la huella ecológica de la actividad del ser humano y cómo reducirla para mejorar nuestra vida en la Tierra.
Teniendo en cuenta lo que representa el sector de la hostelería, entendido en el sentido amplio del término, en la economía de un Estado como el nuestro, qué duda cabe que la sostenibilidad ha llegado para quedarse y en este sentido, la estadística nos muestra que aunque el ser sostenible requiera una inversión, todo parece indicar que teniendo en cuenta la coyuntura global que nos rodea, se puede traducir en mayores ingresos.
A día de hoy, es difícil evaluar en toda su extensión cuándo un negocio de hostelería es sostenible o no lo es, pero lo que ya sí podemos iniciar es el camino de aplicar políticas de sostenibilidad en nuestro negocio, por ejemplo, comprometiéndonos con los ODS de la Agenda 2030 de la ONU tales como contribuir a la salud y bienestar, a fomentar la educación y formación de calidad, a promover la igualdad de género, al trabajo decente, al consumo responsable, a realizar acciones a favor de reducir el cambio climático, etc.
Estas medidas a priori pueden parecer muy generalistas y muy alejadas de la dimensión de nuestra gestión diaria, pero desde luego, junto con otras, forman algo así como un decálogo de valores que se está replicando en todos los sectores empresariales ya sean públicos o privados y que sirven al individuo para aplicar un nuevo rasero a la hora de consumir, de tal manera que orientará sus recursos hacia aquellos proveedores que justifiquen el uso eficiente de los recursos, que usen productos de proximidad en un entorno laboral responsable, que promocionen la salud a base de dietas saludables o que gestionen sus residuos conforme legislación vigente.
Ahora bien, no es oro todo lo que reluce y por ello, no todos los negocios que se enganchan al “carro verde” lo son, ya que para poder justificar que realmente lo somos, alguien tendrá que avalarlo por ejemplo, con auditorías externas que nos acrediten como tal mediante un sello de calidad, no obstante, queda claro que el ir aplicando conceptos y políticas sostenibles paulatinamente en la gestión de nuestro negocio parece que se ha convertido en clave y estratégico para contribuir a la supervivencia económica del mismo.
En hostelería, respecto al cliente, estamos en primera línea, lo que significa que somos los primeros que podemos detectar los cambios de su demanda, de sus gustos, de sus valores, de sus percepciones, de tal manera que, a título de ejemplo, debimos ser los primeros en detectar que antes en España, llevarse las “sobras a casa” daba vergüenza y ahora, sin embargo, forma parte del día a día (que no lo fuimos porque siendo un país de bares, tuvimos que importar la medida del extranjero haciendo gala, como siempre, de nuestra miopía para la venta).
Para aplicar políticas de sostenibilidad en nuestro negocio, es crucial que desde las gerencias de los mismos haya concienciación y creer firmemente en que nuestras decisiones también contribuyen a crear un planeta mejor, aunque efectivamente, la sostenibilidad deba ser entendida como una idea global.
Por nuestra parte, con que el local, instalaciones y equipos cumplan con la normativa vigente, con que gestionemos de forma eficaz la energía y el uso del agua, la climatización de las salas, tengamos dobles acristalamientos, maderas procedentes de talas controladas, inodoros de doble descarga, leds, detectores de presencia y otra batería de medidas semejantes que incluyan por ejemplo la gestión de los residuos de forma separada en origen a través de Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor (Ecoembes o Ecovidrio) o mediante los canales municipales, más que suficiente.
En definitiva, el concepto de sostenibilidad supera al que ya se venía utilizando de Responsabilidad Social Corporativa, de tal manera que no se excluyen sino que se complementan, y en este sentido puede resultar hasta palanca de generación de nuevos puestos de trabajo como por ejemplo el de responsable de gestión de la sostenibilidad cuya responsabilidad sea ser el nexo entre gerencia, empleados, clientes, proveedores y el entorno en general del negocio para dar visibilidad a todas las actuaciones sostenibles que se lleva a cabo.
Por último, aunque la sostenibilidad no deje de tener un componente intangible, ello no debe suponernos hándicap alguno para dejar de aplicar todas las medidas que tengamos a nuestro alcance porque el retorno de la inversión en el cuidado medioambiental queda claro que existe porque es medible y por tanto, las metas son reales y alcanzables, de ahí la importancia de los pactos y convenios a nivel mundial como únicas vías para alcanzarlas en conjunto.
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