Benchmarking ¿qué es y para qué sirve?

El Benchmarking es una técnica cada vez más habitual en el mundo empresarial en general y en el hotelero en particular. Y es que, cuando algo funciona bien, ya sea en nuestro caso o en el de la competencia, es importante tenerlo en cuenta y ser capaz de adaptarlo a nuestro negocio. Al final todo negocio busca obtener los mejores resultados y esto se consigue implementando una serie de prácticas y servicios.

Podemos definir el benchmarking como un proceso a través del que se comparan diferentes productos, procesos, técnicas y valores con otros que se consideran estándar. De este modo se puede medir el rendimiento de los procesos y funciones más destacadas de nuestra empresa. Los indicadores obtenidos se llaman “benchmarks”.

Dicho de un modo muy sencillo, esta técnica consiste en comparar el desempeño de nuestra empresa con otra considerada como referente. Esto nos permitirá mejorar nuestros productos o servicios. Se debe tener en cuenta que el benchmarketing es una actividad continua. Esto es evidente si tenemos en cuenta que el mercado no es algo estático sino que está en continuo proceso de cambio, lo que implica que debemos adaptarnos a él.

Aunque la idea es sencilla, no es un trabajo fácil y tampoco rápido, ya que hay que estar analizando datos y mantener una actitud de aprendizaje constante. Además, hay que invertir tanto en recursos humanos como tecnológicos. Y es que las tecnologías cada vez posibilitan nuevas formas de obtener información, pero para saber aplicarlas y valorarlas hay que partir de un concepto flexible.

Qué tipos de benchmarking existen

El benchmarking puede dividirse en tres tipos:

• Benchamarking interno: sirve para valorar y comparar los procesos y funciones de diferentes áreas de la misma empresa.
• Benchmarking competitivo: se centra en realizar un análisis de los productos, servicios, procesos y rendimientos de la competencia directa para poder compararlos con los de nuestra empresa.
• Benchmarking funcional: en este caso se analizan empresas que no se consideran competencia directa. Se trata de una búsqueda de las mejores prácticas de una de las organizaciones que se consideran referentes.

A través de esta técnica podemos conocer tanto los aspectos positivos como los negativos de nuestra empresa. Una información muy relevante a la hora de tomar decisiones y de crear estrategias. Se trata de una búsqueda que ayuda a que una empresa pueda dar lo mejor de sí en las diferentes áreas, es decir, una búsqueda de la excelencia.

Evidentemente, el primer paso es tener bien definido el grupo con el que queremos establecer la comparación y los criterios que vamos a valorar. Estos pueden ser variados, desde los precios, a la calidad de los servicios, el tipo de instalaciones, el tamaño del establecimiento, etc.

Después tendremos que recopilar los datos de las fuentes disponibles. El paso siguiente es efectuar un análisis riguroso de la información que hemos conseguido recopilar. Y en base a ese análisis valoraremos qué tipos de mejoras podemos implementar en nuestra empresa. Por supuesto, el proceso no acaba aquí, hay que hacer un seguimiento de las mejoras para comprobar los resultados. Al final se trata de buscar la manera de ofrecer los mejores servicios y de conseguir el máximo rendimiento.

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