Llega la Navidad y, con ella, los dulces navideños acaban en nuestras despensas. Por ello, en este artículo de ESAH, te hablaremos de los roscos de vino, un dulce que retrata perfectamente la artesanía pastelera y que cuenta con un gran bagaje cultural en nuestro país. ¡Sigue leyendo!
Historia de los roscos de vino
El origen exacto de los roscos de vino es desconocido, pero está claro que se remonta, como mínimo, a la época medieval. Con influencias árabes y romanas, las especias y aromatizaciones en el mundo árabe, y la harina con su correspondiente horneado por parte de los romanos.
Los roscos de vino son conocidos en toda España; sin embargo, la creencia popular dice que son de origen andaluz, más concretamente malagueño. No hay que pasar por alto que se usan vinos andaluces para la elaboración de esta receta, como el vino de Jerez y el vino de Málaga. Es probable que la primera intención en su creación fuese la de aprovechar los vinos excedentes y se crease esta combinación de sabores.
Cómo hacer roscos de vino en casa
Para la elaboración de esta receta necesitaremos, como ingredientes, los siguientes: harina de trigo, vino dulce, aceite de oliva, azúcar, azúcar glas y anís. La receta no es rígida, pues cada cocinero podrá incluir los ingredientes extra que considere, como la ralladura de limón o las almendras.
Únicamente será necesario hacer una mezcla a partir del aceite de oliva y el azúcar. Posteriormente, después de haber integrado los ingredientes, añadiremos paulatinamente la harina, de forma que quede una masa uniforme que pueda ser horneada de forma homogénea.
A partir de esas masas, haremos la forma de rosco con nuestras manos. En un horno a 170 grados, meteremos las masas durante siete u ocho minutos. Tras haber horneado las masas, simplemente sacaremos los roscos de vino para bañarlos en el vino y volver a introducirlos al horno apenas medio minuto. Esto será suficiente para secarlo y que quede el sabor en el dulce. Si quieres, puedes agregar el vino al resto de ingredientes desde el principio, antes de ser horneado, formando parte de la masa y provocando un sabor más característico.
Para terminar, solo queda espolvorear el azúcar glas y añadir el anís para darle ese sabor tan particular de los roscos de vino. Te aconsejamos espolvorear el azúcar glas cuando la masa de los roscos de vino esté aún caliente, así se adherirá con mayor facilidad a la masa.
Además, puedes acompañar este postre con un helado de vainilla o nata, ya que hará muy buena combinación el frío con los roscos de vino recién hechos.
Sin duda, merece la pena probar a hacer unos roscos de vino que sorprendan a tu familia y amigos. Sencillos de hacer pero disfrutables para los que tengan la oportunidad de comerlos. Y si te ha interesado este artículo y te gustaría aprender más del mundo de la pastelería, seguro que te encanta el Experto en Pastelería Profesional de ESAH. ¡Échale un vistazo sin compromiso!
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