De acuerdo con los expertos, definen alimentos funcionales como, “alimento que demuestra fehacientemente un efecto de disminución del riesgo de padecer una patología o actuar de forma terapéutica sobre cierta enfermedad”. Sin embargo, muchos no cumplen dicha premisa debido a que en algunos casos para alcanzar los efectos beneficiosos de los que se habla sería necesario consumir cantidades altamente exageradas.
Para ser considerados como alimentos funcionales deben cubrir ciertas características:
- Producir efectos beneficiosos sobre las funciones orgánicas, además de sus funciones nutricionales intrínsecas, apropiadas para mejorar la salud y el bienestar.
- Reducir el riesgo de enfermedad o ambas cosas.
- Consumirse como parte de una dieta normal.
La dieta mediterránea posee alimentos con características funcionales muy conocidas, como
- La grasa saludable del aceite de oliva.
- El resveratrol del vino tinto.
- Los ácidos grasos del pescado azul o de los frutos secos.
- Las frutas y verduras cuyos flavonoides neutralizan los radicales libres de oxidación.
Sin embargo las propiedades beneficiosas de los alimentos pueden verse alteradas debido a los hábitos de preparación de alimentos.
Se ha incrementado la recomendación de los alimentos funcionales debido a los cambios de hábito que han provocado un desequilibrio en la nutrición. La fusión cultural, la vida cotidiana incluso la situación económica actual son algunos factores que han incidido de manera activa al cambio de preferencias nutricionales.
Dentro del marco legal la Unión Europea ha fijado parámetros para distinguir alimentos, complementos alimenticios, aditivos y medicamentos, para facilitar al consumidor la complementación alimentaria que requiera según sea el caso.
La clasificación de los alimentos funcionales se define de la siguiente manera
- Alimentos nutraceúticos: de origen biológico natural, generados a partir de nutrientes o sustancias bioactivas, que se encuentran presentes de forma natural en determinados alimentos. Se encuentran en presentaciones farmacéuticas en forma de cápsulas, comprimidos, sobres para disolver, etc., que concentran dichas sustancias bioactivas para obtener dosis efectivas y conseguir los efectos beneficiosos. Se consideran nutraceúticos por ejemplo a las vitaminas antioxidantes o las isoflavonas de soja presentadas en forma de comprimidos.
- Alimentos probióticos: aquellos microorganismos vivos como bacterias o levaduras, que ingerimos y que en cantidades adecuadas producen un efecto beneficioso sobre la salud o varias funciones del organismo, pueden reducir algún riesgo de enfermedad. Deben ser resistentes a la mayoría de los antibióticos que se usan comúnmente y tener efectos terapéuticos inmediatos, como la estimulación de la respuesta inmunitaria, mejorar el equilibrio de la microflora intestinal, entre otros. Destaca el yogur como el alimento probiótico de mayor consumo, pero también contamos con otros alimentos fermentados como el queso, avena, verduras, embutidos o té.
- Alimentos prebióticos: Generalmente son hidratos de carbono de cadena corta, que pueden ser fermentados a lo largo del tracto gastrointestinal y estimular durante este tránsito el crecimiento de bifidobacterias beneficiosas, potenciando el equilibrio de la flora intestinal. Debe conservar unas características tales como, no ser absorbible o hidrolizable durante su tránsito intestinal, debe ser fermentable por las bacterias del colon, deben estimular el crecimiento y la actividad de las bacterias intestinales beneficiosas. Los componentes más importantes con estas características la presentan la inulina y la oligofructosa que nosotros conocemos comúnmente como fibra.
- Alimentos transgénicos: productos llenos de polémica, si bien diversas investigaciones revelan que en este sector se encuentra la posibilidad de conseguir bajo técnicas de ingeniería genética los alimentos funcionales para mejorar la salud, pues se harían los cambios genéticos necesarios y poder conseguir las propiedades ideales que son necesarias para alcanzar los alimentos que la sociedad necesitará. Sin embargo, la industria aún se encuentra lejos de separar los objetivos de producir beneficios para la salud, contra los beneficios económicos que reporta la modificación genética de los productos.
La cocina continúa el camino de la evolución y búsqueda de productos que reporten beneficios a los comensales, es nuestro deber como profesionales del sector, además de conocer las características organolépticas de los productos prestar atención también a composición y sus beneficios nutritivos.
Diplomatura Superior en Cocina, Escuela de Hostelería de Sevilla, 2006. Experto en Nutrición y Dietética Aplicada, Universidad Europea Miguel de Cervantes, 2015. Ha sido Jefe de Cocina en el Restaurante Fussioli Pasta e Birra, 2013 – 2014 y Jefe de Cocina Del Rosario Gourmet, 2007 – 2013. Desde esa fecha ha formado parte del Grupo Lezama y ESAH como coordinadora docente de EstudiaHosteleria.com . Puedes consultar toda nuestra nuestra oferta formativa de cursos y másters en nuestra web.
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