Las “frites” son las patatas fritas belgas, que junto con el chocolate y la cerveza son quizás las claves de la gastronomía belga. Los mejillones con patatas fritas ‘Moules-frites’ son sin duda uno de sus platos más famosos.
Las patatas llegaron a Bélgica en el s. XVI, pero no se convirtieron en un pato popular hasta el s. XIX. Existe una leyenda que remonta el origen de las patatas fritas belgas al s. XVII cuando debido a una gran helada que congeló el río Mosa a su paso por la localidad de Namur impidió la pesca. Eso hizo que los pescadores decidieran cortar las patatas dándoles forma de pequeños peces. Aunque la opinión de los historiadores difiere y mantiene que su origen se sitúa en el s. XVIII en París, y también dicen que no es probable que fueran fritas pues tanto la grasa como el aceite eran ingredientes de lujo.
Entre las pocas cosas que aúnan a las comunidades flamenca y valona de Bélgica está su amor por las patatas fritas. Pero, ¿Cuál es su secreto?… Su proceso de elaboración, gracias al cual, se consiguen unas patatas crujientes, doradas y cremosas por dentro.
Cómo hacer las mejores patatas fritas a la belga
Para empezar no vale cualquier patata, tienen que ser de tipo Bintje, unas patatas harinosas.
Una vez peladas se tienen que lavar y secar. Después se cortan en tiras a lo largo de no más de un centímetro de ancho.
Después se tienen que a unos 160 grados hasta que comiencen a flotar, se espera un minuto y se sacan. Tras ello de dejan reposar entre 5 y 10 minutos y se vuelven a freír a 180 grados. Es decir, el verdadero secreto está en freírlas dos veces para que queden blanditas por dentro y crujientes por fuera.
Otra cuestión muy importante es el tipo de aceite o grasa que se emplea para freírlas. Hay quienes utilizan un aceite de ternera, otros, grasa de caballo, pero en la actualidad cada vez son más las friterías que eligen aceites vegetales como el de girasol.
Las patatas son un tubérculo que tiene muy buen rendimiento en Bélgica favorecido por el clima templado con abundantes lluvias y el tipo de suelo arenoso arcilloso. Se calcula que de meda en cada casa belga se consumen más de 40 kg de patatas al año.
Los belgas tienen una gran cantidad de salsas para acompañar a sus patatas fritas, pero su preferida es sin duda la mayonesa.
Por último, como curiosidad, en la ciudad de brujas en un edificio del s. XV se encuentra el Friet Museum o Museo de la patata frita donde se cuenta todo sobre las patatas y las patatas fritas y se pueden incluso probar.
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