Hay muchos inventos que de un modo más o menos directo se relacionan con épocas de guerra. El de las latas de conserva lo está en gran medida, pues aunque es cierto que la necesidad de encontrar métodos de conservación efectiva de los alimentos se planteaba con fuerza desde el s. XVIII, era especialmente importante para poder dar de comer a los soldados y los marineros.
Los métodos tradicionales como la salazón no duraban tanto tiempo como se necesitaba y, además podían resultar insanos. A finales del s. XVIII, un confitero francés llamado Nicolas Appert dio con un método de conservación muy simple.
Se trataba de introducir los alimentos en un tarro de cristal que se cerraba herméticamente y se hervía durante un tiempo. Con este método tan sencillo se conseguía que los alimentos durasen más tiempo y mantuviesen su sabor.
Appert no se limitó a hacer el descubrimiento sino que creó una fábrica gracias a la cual era abastecida la marina de Francia. El gobierno victorioso de Napoleón premió con 12000 euros a Appert convenciéndole de que publicara un libro en el que explicase su método.
Las latas de conserva se extienden por el mundo
Al hacerlo público, otras personas se dispusieron a rentabilizar el invento. Por ejemplo, Philippe de Girard se trasladó a Londres donde se asoció con el empresario inglés Peter Durand. Decidió sustituir los tarros de cristal por otros de hojalata. Pero en 1811 decidió venderle la patente a Bryan Donkin. En 1813, Donkin inauguró la primera fábrica de conservas de la historia.
Pero para que un producto novedoso se venda bien tienes que ser capaz de convencer al mercado. En esa época, la alta nobleza británica era el referente a seguir, Donkin convenció al duque de Wellington y también al de York de la bondad de sus productos invitándoles a que los probaran. Por su parte, el Duque de York convenció a la misma reina, quedando todos encantados con los productos.
Joseph Banks era un naturalista y explorador británico, un referente en el mundo de la cultura que se ofreció a probar una lata que ya tenía dos años y medio ante la Royal Society de Londres, declarando que los alimentos estaban en perfecto estado.
Todos esos apoyos ayudaron a Donkin a convertirse en el suministrador de conservas para la marina británica. En los años siguientes surgirían fábricas de conservas por toda Europa y América.
Las primeras latas eran pesadas, de hecho debían abrirse con un martillo y un escoplo. Pero poco a poco los avances en la mecanización permitieron ir haciéndolas más ligeras. Además, hacia el año 1850 aparecieron también los primeros abrelatas que facilitaban mucho el proceso de apertura.
Por último, las latas pasaron a venderse en las tiendas llegando a los hogares de los particulares de prácticamente todo el mundo y convirtiéndose en un nuevo modo de conservar y consumir los alimentos más variados.
Si deseas iniciarte, actualizar tu formación o especializarte en el mundo de la gastronomía, esta es la formación online en cocina que estabas buscando.
Si te ha parecido interesante este post y quieres ampliar conocimientos o promocionar en tu profesión te animamos a leer otros post de nuestro blog.
Recuerda que en ESAH ofrecemos una formación específica en Hostelería, Turismo, Enología, Gestión y Dirección, Organización de Eventos, Pastelería y Cocina, puedes consultar toda nuestra oferta formativa en nuestra web: www.estudiahosteleria.com
ESAH, Estudios Superiores Abiertos de Hostelería es la escuela de restauración y turismo online de referencia a nivel internacional de La Escuela de Hostelería de Sevilla, el Grupo Lezama, y SEAS, Estudios Superiores Abiertos (Grupo San Valero). Visita EstudiaHosteleria.com para consultar nuestra oferta formativa de cursos y másters. Formación profesional para el empleo de calidad y accesible para todos.
No hay comentarios