A la hora de conservar los vinos hay que tener en cuenta varios factores. Entre otros, la temperatura, humedad, luminosidad y los olores del espacio donde queremos conservarlos
TEMPERATURA
Para una correcta conservación el lugar ha de ser fresco, entre 13 y 15 grados centígrados, y no han de producirse grandes cambios en la temperatura. Si el vino se guarda con una temperatura excesiva, esto puede dar lugar al deterioro del corcho y a una maduración excesiva, además de provocar alteraciones en el color. Por el contrario, si la temperatura es baja, esto provocará la aparición de bitartratos.
HUMEDAD
La humedad ha de ser alta, pero no excesiva, entre un 70 y un 80%. Con una humedad baja el corcho se resecará y con una exposición prolongada a humedades altas se podría producir la aparición de hongos.
LUMINOSIDAD
Debe de ser un lugar en el que la luz del sol no incida directamente y cuanto más oscuro mejor. La exposición prolongada a la luz puede dar sabores a óxidos en el vino, además de evolucionar el color más rápidamente.
OLORES
Es importante que el lugar este libre de olores, ya que éstos se podrían transmitir al vino a través del corcho y de esta forma estropearlo.
Es vital seguir estas normas para que los vinos, sobre todo los que son de larga guarda, estén en su máxima expresión en el momento de consumirlos.
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