La nueva cocina científica

El arte de cocinar es uno de los elementos más importantes de la vida diaria. Es esencial para la alimentación y la salud de los seres humanos, así como para su bienestar físico y emocional. Podemos decir que somos quienes somos gracias a que aprendimos a cocinar los alimentos.

Algo indudable es que la cocina ha evolucionado mucho a lo largo de muchos siglos. Es un campo en el que la innovación da mucho juego. Especialmente en los últimos años se han implementado nuevas tecnologías para hacer que cocinar sea más fácil, más eficiente y más accesible.

La innovación tecnológica se refleja también en el mundo de la cocina

Hemos asistido a un aumento exponencial de la innovación tecnológica que nos acerca a un mundo donde la preparación de alimentos puede ser completamente automatizada: así tenemos desde hornos inteligentes que calculan tiempos y temperaturas a partir de recetas ingresadas por los usuarios en sus dispositivos móviles; a refrigeradores inteligentes que generan automáticamente listas de compras cuando detectan un estante vacío; ¡hasta restaurantes completamente automatizados donde los clientes ordenan a través de iPads en sus mesas antes de ser atendidos por robots!

Es algo muy evidente: la tecnología juega un papel integral en nuestra sociedad actual, especialmente cuando se trata de artes culinarias como cocinar (¡y, por lo tanto, de comer!).

No podemos presumir de ser buenos conocedores de la cocina sino estamos al tanto de las nuevas aportaciones, tendencias y avances técnicos que se aplican en ella. Y es que al final, la cocina es un laboratorio. En este sentido, no es solo un lugar donde trabajamos con recetas e ingredientes, sino también un lugar donde podemos desarrollar nuevos platos utilizando nuevas tecnologías y procedimientos que nos permitan obtener resultados más precisos.

Hoy en día son muchos los chefs y cocineros que utilizan la ciencia para desarrollar nuevos platos y recetas para sus restaurantes, con la intención de llevar la gastronomía a diferentes niveles. Para ello hacen uso de herramientas como espectrofotómetros, cromatógrafos de gases o viscosímetros (entre otros), con los que consiguen obtener resultados más precisos en sus creaciones. Técnicas como la  cocción “sous vide” o al vacío que consiste en sellar los alimentos en bolsas de plástico herméticas y cocinarlos al baño maría a temperaturas muy precisas, ya se emplean desde hace casi un siglo. Al igual que ocurre con otros métodos como puede ser la deshidratación.

La cocina científica aúna salud y arte

Uno de los objetivos de la cocina científica es entender cómo la comida afecta a nuestro cuerpo y cómo la comida puede usarse como medicina. Las tendencias de cocina saludable y ecológica no están tampoco reñidas con la innovación y la cocina científica.

Pero, además, la nueva cocina también puede considerarse como un arte ya que gracias a estas mismas tecnologías, se ha vuelto más fácil para los chefs analizar la consistencia de diferentes texturas e incluso su apariencia (color). Algo que indudablemente les da mucho juego a la hora de sorprender con texturas y colores en las presentaciones de los platos.

En definitiva, conocer la cocina científica es una aportación al conocimiento de la cultura gastronómica y un refuerzo para los profesionales.

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