En nuestra escuela de hostelería y turismo online ESAH sabemos que un buen restaurante se distingue tanto por la buena comida que ofrece, con productos frescos y de temporada y una elaboración de calidad, como por la forma que tiene de presentar sus platos, es decir, de emplatar.
Es un hecho que comemos con la vista y que muchas veces seleccionamos un artículo o entramos en un restaurante por el aspecto que tienen sus platos cuando los vemos servidos en la mesa de otro comensal.
Cómo emplatar correctamente y qué debemos evitar
Emplatar no es simplemente colocar de forma limpia y organizada cada uno de los elementos del plato, ni siquiera emplear una vajilla moderna y llamativa, no sería ideal.
En los emplatados se deben tener en cuenta muchísimos más aspectos a los que hay que prestar especial atención para no caer en los errores habituales.
Así que si deseamos que nuestros platos se vean realmente apetecibles y con un toque profesional, estas son las cosas que no deberíamos hacer:
1 Añadir elementos decorativos que no sean comestibles
Cualquier cosa que haya en el plato ha de formar parte de él y poder comerse. Nada de incluir en él piezas que nos vayan a molestar o que tengamos que ir apartando por necesidad e incluso con las que podamos hacernos daño en la dentadura al hincarles el diente pensando que son comestibles.
2. Recargar el plato más de la cuenta
Algo que no pasa de moda es el “menos es más”. Así que no deberíamos añadir más ingredientes o productos de los que realmente necesita el plato. Muchas veces nos obcecamos con buscar un montón de sabores distintos para jugar con el paladar, pero lo único que hacemos al final es que en el plato no se sepa distinguir nada gustativamente hablando.
3. Usar una vajilla inadecuada
Continente y contenido tienen que ir a la par, así que la vajilla forma parte indispensable de los emplatados. A nadie le gusta comer en un plato al que le falta parte del esmalte, que tiene el dibujo ya borrado por el paso del tiempo o con el que resulte incómodo comer. Por eso también hay que pensar qué tipo de plato funciona mejor con los alimentos que vamos a servir en cuanto a tamaño, forma y color.
4. Utilizar la salsa como centro de la decoración de platos
Si el plato lo requiere, podemos añadir salsa, pero hay que tener cuidado y controlar la cantidad de salsa que ponemos en él, que nunca debe solapar al resto de productos como si estuvieran ahogándose en ella.
5. Dejar de lado la limpieza y la pulcritud en la presentación de platos
La vajilla debe estar bien limpia y sin chorretones por los lados, mostrando en todo momento al comensal una limpieza exquisita. Antes de que el plato salga de cocina, se debe revisar visualmente para comprobar que está perfecto.
En definitiva, emplatar es todo un arte que debemos controlar a la perfección para hacer resaltar nuestros platos y que al final resulta tan importante o más como la propia elaboración.
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