La cerveza se ha puesto de moda. En muy poco tiempo el mundo de la cerveza en España está sufriendo un cambio radical. No podemos decir que España sea un país sin tradición cervecera, en el siglo XIX ya se instalan fábricas de cerveza en ciudades como Barcelona, Valencia, Madrid, Santander…. No obstante, no existe una tradición en producción y consumo similar al de algunos países centroeuropeos, como Alemania, donde cada región elabora sus propias especialidades, Bélgica donde se rinde culto a esta bebida o la República Checa que, además de elaborar alguna de las “Pilsen” más valorada a nivel internacional, son los mayores consumidores de cerveza “per cápita” del mundo.
España, por sus condiciones climáticas puede considerarse un “país cervecero”. La mayoría de los adultos consumen cerveza, y lo hacen principalmente en establecimientos de hostelería. Hemos pasado además de ser fieles a una o a lo sumo dos marcas, a preocuparnos por conocer diferentes tipos de cervezas y estilos. La importación de conocidas marcas internacionales aumenta progresivamente, no hay más que ver los expositores de cualquier supermercado. Además en cualquier rincón de España han empezado a elaborarse cervezas artesanales, cada vez más difundidas y valoradas.
Esta inquietud y esta demanda debería ser aprovechada por el sector de la hostelería. En algunos locales comienzan a verse cartas de cerveza, casi siempre proporcionadas por un distribuidor o fabricante que suministra su gama de productos al hostelero. Tímidamente empiezan a surgir locales especializados en cerveza. Pero todavía hay mucho que avanzar. La cerveza es un alimento rico y complejo con muchas posibilidades de consumo, desde una refrescante “lager” ideal para un primer trago hasta una espesa “Guinness” capaz de acompañar platos de caza e incluso postres, pasando por la “Pilsen” en las que destacan las sensaciones vegetales y amargas aportadas por lúpulos frescos o una densa cerveza de Abadía, perfecto acompañante de un plato de carne o una amena conversación.
Sería interesante que el hostelero inquieto y profesional, tuviese una carta de cervezas personalizada y acorde con las características de su establecimiento, gracias al cual pueda diferenciarse por calidad y propuesta de valor. Para ello es indispensable una formación que le permita un conocimiento profundo de este producto y aprovechar todas sus posibilidades sensoriales y de disfrute del cliente. Esto le llevaría a resultar más competitivo y obtener con ello mayores beneficios en su establecimiento.
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