El gran litoral de la península Ibérica y la influencia de la cocina mediterránea generan una amplia oferta de elaboraciones de pescados y mariscos.
Gozamos de una extensa variedad en la que encontramos pescados como lenguado, rape, dorada, lubina, salmonete, dentol, pargo, pescadilla, bacaladilla, mero. Moluscos como dátil de mar, mejillones, almejas, navajas, espardenyas. Crustáceos como gambas rojas, langostinos, langostas, bogavantes, cigalas, galeras, erizos de mar, sepia, calamares.
¿Debemos realizar el maridaje para pescados y mariscos con vinos blancos y para carnes con vinos tintos, siempre?
No, el mercado vinícola ha cambiado y el mundo del sumiller nos sumerge en una constante búsqueda de nuevas combinaciones sin miedo, un tanto arriesgadas que nos permiten descubrir nuevos maridajes fascinantes.
Los pescados blancos y finos que no lleven salsas consistentes y que estén simplemente a la parrilla buscan compañías de vinos ligeros y espumosos. Si este tipo de pescados están elaborados con salsas de diferentes consistencias como la bearnesa o milanesa, buscaremos vinos que acompañen a las salsas o a dichas elaboraciones.
Los dátiles de mar, los mejillones, las almejas y las navajas requieren vinos blancos ligeros.
Las gambas rojas por su sabor pronunciado pueden ser acompañadas de vinos tintos jóvenes de maceración carbónica no muy estructurado, por ejemplo, un vino tinto de la Rioja Alavesa.
El mero y pescados de texturas parecidas buscan la alianza de tintos de no mucha estructura.
Hay elaboraciones de langostas y bogavantes, por ejemplo en caldereta, que requieren tintos de no mucha enjundia.
Es importante tener en cuenta que el vino no debe sobresalir demasiado sobre las diferentes preparaciones de los distintos pescados y mariscos.
Los erizos de mar por su sabor pronunciado a yodo son perfectamente acompañados por vinos como los albariños o los blancos verdes portugueses.
Los calamares en su tinta pueden tomarse, por ejemplo, con un buen txakoli.
Los langostinos y las cigalas pueden ser acompañados con los finos jerezanos o con un buen espumoso.
La sepia a la plancha requiere un blanco seco como un verdejo de Rueda o cualquier vino de características parecidas.
Los mariscos, los pescados fritos, los pescados en salsa podían ir acompañados de rosados secos o tintos jóvenes.
Los cavas en general y los espumosos siempre son buenos compañeros de los frutos del mar Mediterráneo.
De este modo podemos llegar a la conclusión que la asociación de plato y vino es muy subjetiva y que cada comensal puede buscar el vino que más potencie al plato que va a tomar.
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2 Comments
Brazomar
8 marzo, 2019 at 14:36Realmente disfrutar de la comida depende totalmente del vino que se escoja. Normalmente los camareros saben ayudarnos, pero depende del sitio , a veces no están formados en estos temas. Estos consejos pueden ser muy útil.
locos en conserva precio
13 abril, 2021 at 15:53Muy buen post, sobre todo por la original y exquisita información que entregan
Saludos
Nicolás