Según un estudio, realizado en el Basque Culinary Center (España), nuestra respuesta cerebral al consumir vino revela lo que nos gusta y lo que no.
El nivel de alcohol en los vinos ha sido el factor determinante a la hora de adivinar los gustos por las diferentes variedades.
En la industria vitivinícola elaboran el vino basándose en las creencias sobre los gustos del consumidor pero, con este estudio, se ha demostrado que podemos conocer las preferencias observando, directamente, lo que sucede en el cerebro y así, poder dar respuestas a las preguntas de los productores de vino.
Se realizó, a un grupo de 20 voluntarios, la prueba de análisis por resonancia magnética mientras participaban en una cata de 8 vinos diferentes agrupados en dos y con la única salvedad de una graduación alcohólica diferente en cada par. Esto es, cada par de caldos procedía de la misma uva, tenía la misma acidez, añada y cantidad de azúcar residual. Lo único que los diferenciaba era el nivel de alcohol.
Los resultados de la función cerebral revelaron que “los vinos con menor contenido alcohólico inducen a una mayor atención cerebral a aspectos como el aroma, el olor o el gusto de los caldos. El experimento muestra que el cerebro obtiene más placer en los vinos con menor graduación”, aclara Frost, uno de los investigadores.
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