El próximo 14 de Noviembre se celebra el Día Mundial de la diabetes.
Esta fecha se eligió en Honor a Banting y Best, los científicos que consiguieron descubrir la insulina, hormona clave en el tratamiento de esta patología metabólica.
La diabetes es una enfermedad metabólica en la que el cuerpo no es capaz de gestionar de forma correcta la glucosa, fuente energética fundamental en el cuerpo, por lo que si no es tratada adecuadamente produce graves alteraciones fisiológicas.
Dentro de la diabetes, la más común es la denominada diabetes tipo II, donde el cuerpo no es capaz de gestionar la glucosa debido a que el músculo no se activa para introducirla en su interior, lo que se llama “resistencia muscular a la insulina”.
Este tipo de diabetes está altamente relacionada con los hábitos de alimentación y de actividad física, de hecho, estos dos elementos son los pilares fundamentales para su prevención y para su tratamiento.
En el ámbito alimentario, cuando nuestro cuerpo consume productos altamente procesados, ricos en azúcares simples, grasas de baja calidad y harinas muy refinadas hace que la insulina no sepa gestionar adecuadamente estos niveles tan elevados de energía y de azúcares, por lo que reducir el consumo de dulces, refrescos, zumos envasados, gominolas, etc… es un primer paso para su prevención.
En contra posición, una alimentación rica en productos frescos proporciona una correcta proporción de energía y nutrientes que hace que el cuerpo tenga posibilidad de gestionar la energía de una manera más eficaz. Si, además, incrementamos el consumo de productos vegetales como frutas y verduras aumentaremos el aporte de fibra dietética que mejora la absorción de los azúcares.
Por otro lado, no podemos olvidar que el sedentarismo es otro grave problema salud pública. Hoy en día se sabe que “no moverse de manera efectiva” es tan perjudicial como no tomar Vitamina C, al final se producen problemas fisiológicos. La práctica de actividad física continuada hace que el músculo necesite glucosa y, por consiguiente, no se producirá esa resistencia muscular que antes comentábamos.
Elementos cotidianos como subir o bajar escaleras, cargar bolsas o maletas, ir al trabajo en bicicleta actuarán de manera positiva sobre la musculatura impidiendo que ésta rechace la entrada de glucosa y previniendo la aparición de la diabetes tipo II.
Aunque parezca algo complicado, para prevenir la aparición de la diabetes tipo II debemos intentar poner cierta atención en los hábitos de alimentación y de actividad física, ya que pequeños cambios pueden dar grandes resultados.
Y una cosa importante a recordar es que no buscamos la perfección, solamente buscamos hacerlo bien para mejorar la salud.
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