El pasado 10 de febrero se ha celebrado nuevamente el día internacional de las legumbres.
Un alimento que va recuperando poco a poco el lugar de antaño, base de la alimentación de muchos países.
Es bien conocido su aporte de proteína vegetal, grandes aliadas de la alimentación sana y saludable que cada vez busca más y más gente.
En verdad es un redescubrimiento y nuevas formas de consumirlas, ya que han formado parte de la alimentación de nuestros padres, abuelos y antepasados. Las legumbres gozaban de un consumo muy habitual, primero, debido a su fácil conservación que las hacía tenerlas a mano en invierno, también por su acceso asequible, por la variedad de legumbres y por las diferentes elaboraciones que permite realizar en combinación con diversos ingredientes. Además, su cultivo beneficia ampliamente la tierra, ya que fijan el nitrógeno del suelo favoreciendo su crecimiento y el de posteriores cultivos. De este modo los agricultores consiguen una tierra más productiva sin tener que añadir otros fertilizantes sintéticos.
Son tan versátiles en la cocina que se pueden consumir en cualquier época del año. Ya que su conservación en seco les da un amplio periodo de vida.
Cuando pensamos en legumbres, pensamos en el típico potaje de invierno, una elaboración de las abuelas que nos ayude a entrar en calor. ¿Quién no dice que el cocido de su madre es el mejor? Y probablemente lo sea, ya que la cocina no solo involucra buenos ingredientes, también tiene mucho que ver el entorno y claro, el cariño con el que se elabora ese suculento cocido.
Un buen cocido, una fabada, unas lentejas con matanza, unos judiones de la Granja, unos garbanzos con bacalao… Son elaboraciones que nos pide el cuerpo para aliviarnos en los meses más crudos del invierno. Sin embargo, los meses cálidos también admiten un buen plato de legumbres. Desde unas verdinas con almejas o incluirlas en una ensalada a base de legumbres, pasando por elaboraciones de oriente como un rico hummus o unos buenos falafel.
Cualquier manera es buena para disfrutar de las legumbres en cualquier época del año. Para muestra un botón, que el buen tiempo de estos días no nos impida gozar de un buen plato elaborado con legumbres, os dejamos una deliciosa ensalada de lentejas.
Ensalada de lentejas con vinagreta de mostaza
2 personas
- 200 g. de lentejas cocidas y escurridas
- 1 aguacate
- 1 tomate
- 1 zanahoria
- ½ cebolla
- ½ calabacín
Para la vinagreta:
- 1 cd. mostaza de Dijon
- ½ limón
- sal
- azúcar (una pizca)
- vinagre
- aceite de oliva
- Lava y desinfecta perfectamente toda la verdura. Al ser una elaboración en crudo es importante tomar esta precaución.
- Pela y ralla la zanahoria.
- Pica la cebolla, el tomate y calabacín, recomendable cortar en brunoise. El corte fino permitirá una degustación más agradable.
- Pela y corta el aguacate en dados pequeños
- En un bol, coloca una cucharada de mostaza, un poco de zumo de limón, una pizca de sal, pizca de azúcar y vinagre, comienza a batir y añade a hilo el aceite para emulsionar.
- Vierte en un bol todos los ingredientes picados, añade las lentejas bien escurridas, aliña al gusto.
Se trata de una elaboración muy sencilla y permite muchas variantes, puedes utilizar cualquier tipo de lentejas, judías blancas o pintas o garbanzos cocidos.
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