Los consumidores deberían prestar atención a las etiquetas de los alimentos a la hora de comprarlos, pues es el mejor método de obtener la información apropiada sobre los mismos. A través de las etiquetas podemos saber exactamente qué estamos consumiendo.
El 13 de diciembre de 2014, entró en aplicación el Reglamento (UE) Nº 1169/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de octubre de 2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor que regula la información sobre qué deben aportar las etiquetas de los alimentos. Como herramienta, las etiquetas tienen que proporcionar una información completa, clara y fácil de entender, es decir, que no induzca a error.
Información del producto en las etiquetas de alimentos
Entre la información que obligatoriamente tiene que presentar una etiqueta está la relativa a:
1.- Composición del alimento. En este apartado se incluye la lista de ingredientes, estos tienen que aparecer nombrados según su peso, de mayor a menor. Si un fabricante destaca en texto o en imagen algún ingrediente, tiene que indicar su porcentaje sobre el total del peso.
2.- Cantidad neta de producto. Es obligatorio que aparezca en la etiqueta la cantidad neta del producto sin el envase.
3.- Grado alcohólico. En el caso de las bebidas alcohólicas tienen que indicar el grado alcohólico si este es superior a 1’2%.
4.- Los alimentos de origen transgénico tienen que especificarlo claramente en su etiquetado.
5.- Las características nutricionales de los alimentos. En este apartado se incluyen el valor energético, las cantidades de proteínas, hidratos de carbono (tanto azúcares como almidones), grasas (las saturadas y las monoinsaturadas), fibra, sodio (un gramo de sodio es equivalente a 2,5 gramos de sal) y vitaminas y minerales.
6.- La etiqueta debe dejar clara la información sobre los productos presentes que pueden causar alergias y mencionar el nivel de gluten para conocimiento de las personas celiacas.
Otra información relevante de las etiquetas de alimentos.
7.- A través del etiquetado tenemos que saber cómo usar el alimento y sus condiciones idóneas de conservación.
8.- También conocer cuál es la fecha de caducidad o de consumo preferente. Esta última indica el tiempo en el que el fabricante nos garantiza que el alimento mantiene sus características intactas.
9.- Los distintivos de origen y la calidad agroalimentaria del producto también deben figurar en el etiquetado. Es un modo de saber que en su elaboración se ha seguido una norma específica, como ocurre en los casos de productos con Denominación de Origen Protegida (DOP), Indicación Geográfica Protegida (IGP), Producción Ecológica, etc.
10.- Por último, las etiquetas deben dejar clara cuál es la naturaleza y el origen del producto. En este caso se distinguen apartados como el nombre que nos indica la naturaleza del producto y, de haberlo, el tratamiento al que ha sido sometido. El nombre y la razón social del fabricante o envasador, una mención a lugar de procedencia del producto. Y también el número de lote que permite conocer su trazabilidad desde su lugar de origen al de venta.
Queda claro que la información que aportan las etiquetas presentes en los alimentos es crucial para que el consumidor tenga una garantía sobre lo que consume.
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