Pedir una cerveza en el siglo XXI vs. Pedir una cerveza en el siglo XX.
La industria cervecera lleva algunos años en continuo cambio. Un crecimiento que está consolidado si atendemos a sus cifras de producción, consumo, exportaciones, nuevas creaciones e innovación. Las posibilidades de consumo de cerveza en estos momentos son infinitas y es necesario pensar qué nos apetece, cómo la queremos, con qué la vamos a acompañar y en qué momento la podemos disfrutar con mayor intensidad.
¿Qué cerveza queremos tomar? ¿Cómo la debemos pedir? ¿Cómo y con qué la debemos consumir?
Lo normal es o sobre todo ha sido, pedir la cerveza por su tamaño:
- Si son cervezas a presión: Una caña, un tanque, una maceta, una jarra, un mini, un maxi …
- Si la queremos envasada nos referiremos a un quinto, un tercio, una litrona…
Lo más habitual, salvo en establecimientos especializados, cada vez más frecuentes, es que cada local trabaje con una sola marca de cerveza de grifo.
El consumidor tradicional está acostumbrado a una marca a la que suele ser fiel y es la que pide: Una Mahou, una San Miguel, un Águila, una Cruzcampo, una Ambar,… La mayoría cervezas rubias tipo lager.
Diversidad de cervezas
Pero las cosas cambian y la oferta se diversifica. Hace unos años empezaron a sorprendernos cervezas diferentes, de tonos tostados o cervezas negras, que muchos establecimientos las sirven ya a presión. Voll Damm y Guinness están entre las pioneras. Son cervezas distintas, con más cuerpo, con más complejidad, con amplia gama de matices que invitan a un consumo diferente a las “rubias tradicionales”, consumidas normalmente casi como un refresco veraniego.
El panorama, afortunadamente, se complica cada vez más. La variedad y tipos de cervezas ha aumentado exponencialmente, tanto por parte de las grandes cerveceras que enriquecen su oferta, como por la aparición de gran cantidad de pequeños elaboradores de las llamadas “cervezas artesanas” que han proliferado extraordinariamente. En muchas ocasiones además, la cerveza se elabora en el mismo local en que se consume.
Hay dos tipologías de cerveza bien diferenciadas:
Las del tipo lager y las del tipo ale. ¿En qué se diferencian?
- Las lager conocidas también como cervezas de baja fermentación, ya que fermentan a bajas temperaturas, entre 6 y 14º C. Son las más frecuentes, con tonalidades rubias, pajizas o ligeramente doradas, aromáticamente poco complejas, con recuerdos a las materias primas de las que proceden, malta de cebada, lúpulo o las propias levaduras de fermentación. Son además muy refrescantes. Ideales como aperitivo. Es la cerveza de consumo mayoritario en Alemania, República Checa y España. Hay muchos tipos como las kolsh y alt alemanas, o las Pilsen checas en las que destaca especialmente la frescura de los lúpulos empleados que les confieren un amargor muy característico.
- Las cervezas ale o de alta fermentación, proceso que se produce por las levaduras a temperaturas comprendidas entre los 15 y los 28º C. El consumidor mediterráneo está poco acostumbrado a este tipo de cervezas, más frecuentes en países como Bélgica o el Reino Unido. Son cervezas más complejas y corpulentas que las lager. Puede llamar la atención encontrar en ellas aromas a frutas, flores o especias. Se consumen en muchos casos a temperatura más alta que el tipo lager y de forma reposada, como una copa o acompañando la comida. Las llamadas cervezas de Abadía, elaboradas tradicionalmente en Centroeuropa se elaboran por este método.
- Cabe una mención especial a otra tipología minoritaria, circunscrita exclusivamente a algunas zonas de Bélgica, principalmente el entorno de Bruselas. Son las lambic, únicas cervezas que se elaboran sin adición de levaduras, a partir de las existentes en el ambiente.
La cerveza es un mundo apasionante, complejo, riquísimo. Conocerla a fondo va permitir su disfrute pleno. Cambiemos nuestro concepto a la hora de pedir o de aconsejar una cerveza. Pasemos del siglo XX al XXI.
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