Hoy tenemos de nuevo en el blog un artículo del profesor de ESAH (Estudios Superiores Abiertos en Hostelería), Ivan Rad, en calidad de sumiller profesional, en el que explica mejor algunas dudas habituales en enología sobre la composición de los materiales en los que degustar un vino y cómo afectan estos a la experiencia de cata.
En hostelería, muy ligado al protocolo del servicio se encuentra el perfecto conocimiento tanto por el que atiende al cliente, como por el que compra la herramienta con la que se sirve a la clientela para que disfrute de nuestro producto.
Pero con cierta frecuencia, por desgracia, los clientes dejan de degustar un vino en todo su esplendor, bien por no estar servido a su temperatura adecuada o bien porque no se utiliza una buena copa que potencie sus virtudes.
Dicho esto, me gustaría desmitificar la toxicidad que algunos se empeñan en sostener respecto al plomo que el vidrio de las copas contiene…y en este sentido cabe decir que:
Técnicamente, el término cristal no se aplica al vidrio, ya que éste, por definición carece de estructura cristalina; pero sigue siendo popular llamarlo así por razones históricas y comerciales. En este sentido, para que una copa para vino pueda ser considerada como de “cristal de plomo” tiene que llevar al menos un 24 % de su composición en plomo. Pudiendo, según ese criterio, existir por tanto, cristalería con y sin plomo. Independientemente de si se hacen a mano o mediante maquinaria.
La inclusión del plomo realzará la brillantez de una copa, aportando además flexibilidad y al mismo tiempo, como característica más importante ayudará a crear unos micro poros en el interior de la copa de tal manera que cuando movemos la copa en círculo, el vino golpeará contra esa pared interior porosa, adhiriéndose este a los poros, produciendo un aumento de la evaporación y en consecuencia un consecuente incremento de los desprendimientos de los aromas.
Aunque efectivamente, el plomo es un material tóxico, en copas y decantadores de cristal no se considera que representen un riesgo significativo para la salud; es decir, al encontrarse en la cristalería en estado sólido es muy difícil que se pueda combinar con los jugos gástricos, por lo tanto, ¿Por qué no vamos a disfrutar de un vino servido a su temperatura correcta y en un recipiente adecuado, solos o en compañía?
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